Murió
Celio González Asencio,
el último de los matanceros |
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Sonero,
bolerista incomparable, el músico de 80 años inspiró
a cantantes de Cuba
El tema
de la cinta Juana y el Diablo, su última grabación
La realización de un disco con letras de José Antonio
Méndez y la musicalización de Osmani Paredes, un deseo
cumplido
NOTIMEX
El cantante cubano Celio González Asencio, quien formó
parte de la Sonora Matancera, falleció en la madrugada de
este domingo en un hospital privado de la ciudad de México,
a los 80 años de edad.
González, quien junto con Celia Cruz, Bienvenido Granda,
Miguelito Valdez Mister Babalú, Alberto Beltrán y
Beny Moré, entre otros cantantes de la tradicional agrupación,
llenó toda una época en el son, se encontraba hospitalizado
desde hacía un mes a causa de problemas graves en el estómago;
sin embargo, una complicación cardio pulmonar fue la que
ocasionó el fallecimiento, después de que el lunes
pasado había mostrado una mejoría, por lo que había
sido trasladado de terapia intensiva a terapia intermedia.
Celio González Asencio, naturalizado mexicano, fue el primer
cantante de planta de la Sonora Matancera, y junto con el colombiano
Nelson Pinedo, El Almirante del Ritmo, era otro sobreviviente de
la época dorada de esa orquesta cubana. Quémame los
ojos, fue el primer tema que Celio grabó con la prestigiosa
agrupación musical.
Inspirador de cantantes de la isla, Celio nació en Camajuaní,
ciudad de la entonces provincia de Santa Clara (Cuba), el 29 de
enero de 1924. Antes de ser la voz titular de la Sonora Matancera
formó parte de la Orquesta de Joaquín Mendive, en
Camagüey (Cuba). Luego participó en el Conjunto Camacho,
el Conjunto Casino y Luis Santí y los Jóvenes del
Cayo. Después creó su propio trío, El Nacional.
En 1959 salió de Cuba, impulsado por el representante de
la cantante Celia Cruz, también ya fallecida, y se vino a
vivir a México.
Colaboró con figuras tan importantes de la música,
como El Niño Rivera, Arsenio Rodríguez, Chico O'Farrill
y Tito Puente, dentro y fuera de Cuba.
Bolerista incomparable y guarachero de altos vuelos, Celio González
ocupa una de las páginas más brillantes de un cielo
que no carece de estrellas, tanto por la multitud de éxitos
que tuvo en su larga trayectoria, como por haber creado un estilo
para ejecutar los ritmos afrocubanos, que no tiene igual y que ha
sabido mantenerse fiel a sí mismo por más de 60 años,
en opinión de los críticos.
Celio, quien si bien es un gran rumbero, destacó para el
gran público principalmente por sus boleros, verdaderos clásicos
del género sonero, como su extraoridnaria versión
de Total o la desgarradora Vendaval sin rumbo.
En la ciudad de Matanzas, en Cuba, nació la que sería
una de las primeras orquestas cubanas en darle la vuelta al mundo
con música típicamente sonera: la Sonora Matancera.
Fue allí el 12 de enero de 1924, donde, a iniciativa de Valentín
Cané, se llevaó a cabo la primera reunión de
lo que en ese entonces se llamaba Tuna Liberal. Celio como solista
se convirtió en uno de los intérpretes más
originales de la música tropical.
El fundador del Trío Nacional, el conjunto Nicígara,
el Conjunto Casino y Los Jóvenes del Cayo, grabó como
último trabajo sonoro el tema de la cinta Juana y el Diablo.
Cumplió su último deseo de grabar un disco de boleros
con temas de José Antonio Méndez y la musicalización
del pianista Osmani Paredes, ambos compatriotas suyos, informó
su viuda Laura Jiménez, quien destacó que su esposo
"luego de recibir varios rechazos de grandes disqueras, decidió
grabar un disco de boleros, lo que le dio satisfacción profesional
antes de morir; sin embargo quedó pendiente una actuación
especial en la película Juana y el Diablo".
Entusiasmo por trabajar
Destacó que a pesar de ello, Celio pudo grabar el tema para
el cortometraje en el que participaría como "el mismísimo
diablo"; la cinta es producida por la empresa denominada María
Antonieta Prado.
"Se fue bien, sin pendientes, con humor espléndido en
los últimos días anteriores a su muerte, inclusive
con una amplia sonrisa", explicó su viuda.
Destacó que su esposo ingresó de manera discreta al
Hospital Santelena a causa de una infección estomacal, que
le llevó a un paro cardiaco luego de sufrir una insuficiencia
respiratoria que lo mantuvo dos días en terapia intensiva.
"Nunca me despegué de él, esperaba que saliera,
pero no fue así; afortunadamente él siempre se mostró
guasón y alegre. El último homenaje que recibió
fue el año pasado en Veracruz, cuando el gobierno del estado
le rindió uno", comentó.
Doña Laura puntualizó que Celio gozaba de un entusiasmo
por trabajar.
A
Celio le sobreviven dos hijos más, aparte de Celio Lázaro,
que tuvo con su primera esposa (Celio, David y Elisa).
La esposa del músico expresó que las bailarinas Yolanda
Montes Tongolele y Lyn May, y el actor Zamorita fueron quienes más
estuvieron pendientes de la salud de Celio.
Octubre
2004
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