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Nota de salsa  

Adiós familia

Por Oscar Jaime Cardozo Estrada
Country Manager Colombia Americasalsa.com
Oscar Jaime Cardozo Estrada

cuba puerto rico

Que vaina, le dije a mi esposa… acabo de recibir una llamada a mi celular desde San Juan, Puerto Rico. La voz de mi gran amigo Jairo Correa, entre cortada, me informaba del fallecimiento en un accidente automovilístico, del gran Cheo Feliciano.

No lo podía creer. La noche anterior junto a un grupo de amigos y familiares, habíamos realizado una audición bajo la temática del hoy fallecido amigo.

Paseamos por la vida de Don José Luis Ángel Jacinto Feliciano Vega, hablamos de su obra y su estilo, de las orquestas por las que pasó y por las experiencias personales con él, de cada uno de los asistentes. Noche fabulosa.

Triste noticia. Recordaba. Como muchos de los cantantes y músicos en el mundo entero, Cheo provenía de una familia pobre.

Sus padres, Prudencio Feliciano y Crescencia Vega, con mucho esfuerzo intentaron darle una formación académica, y a fe que lo lograron. Recién graduado de la secundaria, empezó a juntarse con la gente de la música.  Estuvo con Luis Cruz y con Francisco Ángel “Kako” Bastar, con quienes hacía un poco de percusión, pero sin dedicarse del todo.

Esto hasta 1952, cuando su familia emigra a los Estados Unidos buscando un mejor porvenir. Allí recién llegado, tuvo que empezar a rebuscarse para poder llevar sustento a su casa. Trabajó durante casi dos años como mensajero y joven de oficios varios, con varias empresas en la Gran Manzana.

A mediados del año de 1955 un amigo suyo, auxiliar de sonido del gran Pablo Rodríguez Lozada, lo lleva y se lo presenta, pidiendo una oportunidad de trabajo para él. Podría ser en lo que fuera. Tito Rodríguez necesitaba para su orquesta, alguien que se encargara de atender los atriles, que tuviera listas las partituras, las mantuviera en orden y organizadas para el toque de cada una de las ejecuciones. Uno de los grandes inconvenientes que se tenía con las partituras, era que se usaban las mismas para los ensayos y para las presentaciones, Cheo le dijo a Tito que debían tener dos juegos de “papeles”. Esa fue una innovación que caló muy bien en los músicos, además que le daba una muy buena presentación a la orquesta en cada una de sus shows.

A finales del año 55 del siglo pasado, en el icónico sitio nocturno, Palladium de Nueva York, preparaban sonido, instrumentos y la disposición de partituras en los atriles, para la presentación que empezaría minutos después. Cheo de manera humilde le pidió a Tito que lo dejara cantar, que él se sabía perfectamente todo el repertorio de la orquesta. El maestro, con el genio entrecortado que siempre tuvo, aceptó no muy a gusto, que Cheo se subiera y cantara. Pues el resultado fue altamente positivo. Los miembros de la orquesta quedaron fascinados con la manera de interpretar las canciones con el decir cantando, que a la postre fue el sello característico de Feliciano Vega en toda su carrera musical.

Pero surgía un inconveniente. La nómina de la orquesta estaba completa, pero el corazón de Tito sabía que no podía desperdiciar el talento que acababa de encontrar. Así es que decide llamar a su amigo Gilberto Calderón Cardona, Joe Cuba, y contarle lo sucedido, proponiéndole que le hiciera una audición. Joe aceptó recibirlo en audición, y después de algún tiempo fue llamado para reemplazar a Willie Torres, quien se había ido como cantante líder de la banda de José Curbelo, sustituyendo a Santos Colón quien había sido llamado por Tito Puente. De esta forma Cheo entra a formar parte de la delantera vocal del sexteto, agrupación con la que estuvo hasta el año de 1969 y en la que grabó 17 álbumes.

Como caso anecdótico, es importante mencionar que mientras estaba con en el Sexteto de Joe Cuba, fue convocado por Al Santiago para grabar con The Alegre All-Stars. Cheo rechazó la invitación, pues tenía contrato con Gilberto “Sunny” Calderon, Joe Cuba, quien además tenía contratos con Seeco Records y Tico Records. Aun así se las ingeniaron para que Cheo participara, llegando a participar en tres grabaciones para el sello Alegre de Al Santiago, pero utilizando el seudónimo Juanchú Feliciano Merceron:

1. “Que Chévere Vol. II” del año 1964, de Orlando Marín cantando el son montuno “Casera Ten Cuidao”.

2. “Allegre All Stars Vol. 3 – Lost And Found” del año 1965. Aquí se presenta una coyuntura especial, y es que el sello Alegre Records fue vendido a Tico–Roulette, lo que hizo posible descubrir y publicar que Juanchú Feliciano Mercerón era el mismo Cheo Feliciano y a partir de este momento, darle crédito por la interpretación en dos cortes incluidos: “Sono Sono” y “Tema Alegre”. 

3. “Way Out: Vol. IV” de 1966. Cheo todavía era el cantante de Joe Cuba, y grababa esporádicamente con la Alegre. En este álbum se vuelve a usar el seudónimo, Juanchú Feliciano Mercerón, para la grabación que en este álbum hace Cheo, de “Se Acabó lo que se Daba”. 

cuba puerto rico cuba puerto rico

En la contracaratula se incluye esta anotación en inglés, de Juanchú Feliciano Mercerón:  (booze-getter). The 12th man of this eleven piece band. Does NOT compose, arrange, sing or play, but never-the-less is the most popular member de ALEGRE ALL-STARS (que traduce: comprador de alcohol: El miembro número 12 de esta banda. No compone, no arregla, no canta o toca, pero no por ello deja de ser el más popular miembro de ALEGRE ALL-STARS).

Eran momentos difíciles para los artistas. Los que alcanzaban la fama lo hacían casi todos, enredados en problemas de alcoholismo y drogadicción. Cheo cayó entre estas garras que lo asieron de tal manera, que le fue muy difícil salir de allí. Gracias a la ayuda del maestro Tommy Olivencia, del abogado judío-americano Jerry Masucci y del compositor boricua Catalino Curet Alonso, quien lo apadrinó, Cheo decide ingresar a la institución Hogares Crea de Puerto Rico.  Para ese entonces el sacerdote caleño, Francisco Alvarado, era el rector de la casa Hogares Crea de Puerto Rico. El padre Alvarado puso especial atención al caso de Cheo, lo acompañó durante su proceso de desintoxicación y rehabilitación, naciendo a partir de este momento una gran amistad entre los dos. Cuando venía a Colombia, Cheo visitaba al sacerdote en su parroquia y en la casa cural, cuando éste fue capellán de la Universidad Santiago de Cali.

Cuando se declaró rehabilitado, volvió a la actividad artística, por allá en el año de 1972. A partir de este momento, la salsa recuperó al que sería una de sus figuras más importantes del mundo.  Aparece Masucci y le propone firma con el sello Vaya Records, subsidiaria de Fania Records.

Siguen trabajos de grabación importantes, además un poco el afán de dedicar su vida a la familia y a las giras para las que permanentemente era contratado.

Dentro de esos trabajos independientes, podemos contar entre otros muchos más, el que realizó con Yuri Buenaventura, cantando un  tema en francés, o para la celebración de los 60 años de la Orquesta Aragón de Cuba, o la participación con la Rondalla venezolana en el álbum especial dedicado a Tito Rodríguez…

Mucho que agradecerle a Cheo, decía terminando la conversación con mi esposa, conversación a la que ya habían llegado uno a uno, los participantes en la audición del día anterior. Entre resaca y tristeza, lamentábamos la desaparición física del gran Cheo Feliciano, pero en el fondo del sentir decíamos, gracias familia por ese gran tesoro musical que nos legaste. Seguíamos teniendo a Cheo como centro de conversación, escuchábamos vía Tunein Radio, La Zeta de Puerto Rico, transmitiendo su homenaje al amigo fallecido. No nos recuperábamos, cuando recibimos otro baldado de agua fría, acaba de morir, Gabriel García Márquez anunciaba la radio… Seguramente, pensé yo, se fue a seguir a Cheo para disfrutar de sus canciones salseras junto a los grandes del género… ya no habría más paseos vallenatos, ni más Jaimes Molina o más Escalonas… Ahora sería como dijo Andy Montañez, una Reunión en la Cima… la presentación sería la tarima celestial… Cheo y Gabo de gozadera…

Buen viaje maestros… 

subirMayo 2014

 

 
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