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            Ismael Rivera: trovador del sentimiento popular 
             
            Ismael "Maelo" Rivera es un personaje 
              imprescindible en nuestra historia cultural por establecer nuevas 
              tendencias en la música puertorriqueña.  
              Bautizado como el "Sonero Mayor" por el cubano Benny Moré, 
              es recordado porque como cantante gozaba de unas virtudes sin igual, 
              con un dominio ejemplar de la clave, un buen fraseo y un maravilloso 
              arte de la improvisación.  
              Uno de sus grandes méritos fue transformar las formas de 
              nuestro canto popular al ritmo de su "Maquinolandera" 
              y su "Arrecotín arrecotán", con un sentimiento 
              callejero que dignificó a "Las caras lindas" de 
              nuestra gente negra y pobre.  
              Su trayectoria nos dejó un legado que trasciende la maravilla 
              de sus interpretaciones, consignadas en "Las tumbas", 
              "La Perla", "Colobó", "La soledad" 
              y "Las ingratitudes".  
              La historia de un juglar ejemplar 
              Nacido el 5 de octubre de 1931, en Santurce, Ismael Rivera debutó 
              en 1954 como cantante profesional junto a la Orquesta Panamericana 
              del maestro Lito Peña. Su primer éxito fue "Chacha 
              in blue", aunque se recuerda más por su interpretación 
              de "Charlatán".  
              En 1955 se une a El Combo de Rafael Cortijo, su amigo y compadre, 
              y se coloca como una de las mejores voces de nuestro país 
              con sus majestuosas vocalizaciones de "El bombón de 
              Elena" y "El negro bembón", haciendo bailar 
              a todos "Con la punta del pie", siempre con un peculiar 
              "Saoco" que sólo podía disfrutarse con "Tambores 
              africanos".  
              Con el Combo de Cortijo permanece hasta el 1962 cuando, de regreso 
              a la Isla después de una gira musical por Panamá, 
              es ingresado a una prisión en Lexington, Kentuky, al ser 
              acusado junto a Rafael Cortijo de posesión de drogas. Ambos 
              cumplieron 4 años de cárcel.  
              A su salida de prisión, en 1966, se reintegra a la agrupación 
              de Cortijo y graba los discos "Bienvenido" (1966) y "Con 
              todos los hierros" (1967). Pero sus deseos de explorar otros 
              rumbos lo llevaron a instalarse en la ciudad de Nueva York, donde 
              originó, a finales de la década, su banda Los Cachimbos, 
              con la que grabó 11 discos.  
              Su próximo junte musical con su compadre fue el 25 de junio 
              de 1974, en un concierto celebrado en San Juan con los integrantes 
              originales del Combo. El encuentro derivó el álbum 
              "Juntos otra vez", que fue reeditado en 1982 con el nombre 
              de "Ismael Rivera: Sonero Número 1".  
              Recordado por su grito de "ecuajei", Maelo nos regaló 
              un repertorio musical maravilloso que transita varios géneros 
              caribeños, matizados con una línea temática 
              diversa y que hoy son una discografía inmortal que es referencia 
              obligada para el estudio de la música popular puertorriqueña. 
               
              Sus melodías contaron historias, como "Micaela", 
              "Juan José", "La hija de la vecina", 
              "Perico", "Madame Calalú", "La gata 
              montesa", "Los apuros de Miguel", "La sazón 
              de abuela" y "El pilón de Tomasa".  
              Su voz le cantó a "Borinquen" y también 
              hubo expresiones románticas como "Tonto del amor", 
              "Lágrimas puras", "Besitos de coco", 
              "Dueña de mi inspiración" y "Ella no 
              merece un llanto".  
              Fue un perpetuo intérprete del más sincero sentimiento 
              popular. Destacado por su capacidad interpretativa y audaz en el 
              tránsito rítmico, convirtió sus vocalizaciones 
              en joyas.  
              Al momento de su muerte, el 13 de mayo de 1987 a los 56 años 
              de edad, había descendido en fama, aunque su presencia musical 
              siempre gozó de la veneración de los melómanos. 
               
              Su trayectoria artística se elevó como nunca, engrandecida 
              por el recuerdo de los miles de puertorriqueños que todavía 
              cantan "Mi negrita me espera", "Incomprendido", 
              "Oriza", "Perfume de rosas", "Cúcala", 
              "El chivo", "Cara de payaso", "Mi libertad 
              eres tú", "La llaman solita", "Dime por 
              qué", "Hasta mañana", "Traigo 
              salsa", "El pañuelito", "De todas maneras 
              rosas", "Hola" y "Lo dejé llorando", 
              entre otras.  
              La herencia que nos deja la figura de Ismael Rivera supera los límites 
              que conforma nuestro pentagrama, llegando a ser digno representante 
              de la elevación de nuestra herencia africana, justo en el 
              momento en que el país disfrutaba de la magna revolución 
              racial que colocó los nombres de Roberto Clemente y Peruchín 
              Cepeda en la cúspide la fama.  
            Negrura de la pura  
            Antes de cantante, Ismael Rivera fue limpiabotas 
              y albañil.  
              Desde niño construía instrumentos rudimentarios para 
              alborotar por el vecindario.  
              En 1952 ingresó al ejército y fue licenciado por no 
              hablar inglés.  
              Su salida de la Orquesta Panamericana fue por un lío de faldas. 
               
              Inició su participación en el Combo de Cortijo cobrando 
              $32.80 semanales, una cantidad menor a los $55.00 que ganaba como 
              albañil.  
              Dos de sus interpretaciones más famosas, "Maquinolandera" 
              y "Las ingratitudes", fueron escritas por su madre, Margarita 
              Rivera García ("Doña Margó").  
              En Nueva York, cantó con Tito Puente y grabó un disco 
              para el sello Fania, convirtiéndose en 1979 en el artista 
              mejor pagado por esa casa disquera junto a Celia Cruz.  
              En su carrera llegó a acumular una fortuna de $3 millones. 
               
              La muerte de Rafael Cortijo, el día de su cumpleaños 
              en el año 1982, le afectó al extremo de perder la 
              voz y se dice que desde ese día no volvió a ser el 
              mismo.  
              En 1983 no pudo cantar más tras sufrir cáncer en la 
              garganta.  
              Antes de morir, disfrutó de un homenaje que le prepararon 
              en el coliseo "Roberto Clemente".  
              Fue fiel devoto del Cristo Negro de Portobelo, a quien dedicó 
              la canción "El Nazareno", escrita para él 
              por su amigo Henry Dávila.  
              Bobby Capó le escribió el tema "Las Tumbas". 
               
              Fue el mejor intérprete de Tite Curet Alonso.  
              Murió la tarde del miércoles 13 de mayo de 1987, en 
              su casa, sentado en una silla y sobre el hombro de su madre 
            "Meribelemba"  
            En 1948 Ismael Rivera era conguero del Conjunto 
              Monterrey dirigido por Monchito Muley, en el que Cortijo era bongocero. 
               
              Como sonero, Maelo no versaba en un espacio fijo, sino que soneaba 
              encima de las voces del coro y siempre en clave.  
              Gozaba de un dominio instintivo de la clave con un uso extenso de 
              la polirrítmia.  
              Fue autor de las frases "maribelemba", "ecuajey" 
              y "sacude zapato viejo".  
              Compuso el tema "Besito de Coco" que popularizó 
              Celia Cruz.  
              Fue autor de "Sola vaya", "Arrecotin arrecotán", 
              "Amor salvaje", "Aquí estoy, ya yo llegué", 
              "La cumbita", "Mi libertad eres tú" y 
              "El que no sufre no vive".  
              Grabó un tema soul, "Yo no quiero que te enamores", 
              en el disco "Soy feliz" (1975).  
              En 1981 fue la sensación del concierto de Bob Marley y sus 
              Wailers, en París y ante la expectación de 75,000 
              personas.  
              Fue el primer cantante negro de música popular en aparecer 
              en televisión y en una producción cinematográfica 
              nacional: "Maruja" (1959), seguido por su participación 
              en el filme italo-francés "Calypso" y la cinta 
              italiana "Mujeres en la noche". 
            Trascendencia de El Sonero MayorÁlbum de 
              recuerdos 
              Historia de la salsa  
            Ismael Rivera 
            (5 de octubre de 1931 – 13 de mayo 1987) 
               
              De niño fue limpiabotas y de joven albañil.  
              Antes de cantante, Ismael Rivera fue el conguero del Conjunto Monterrey 
              dirigido por Monchito Muley, en 1948. Rafael Cortijo era el bongosero. 
               
              De la mano de Rafael Cortijo, Ismael Rivera debuta profesionalmente 
              en 1954 como cantante en la Orquesta Panamericana, dirigida por 
              Lito Peña.  
              Ese mismo año (1954) acepta la invitación de su compadre 
              Rafael Cortijo para grabar "El bombón de Elena", 
              en el disco "Cortijo y su Combo: Invites you to dance". 
               
              Luego de "El bombón de Elena", Ismael Rivera graba 
              su primer disco 45 rpm con la Panamericana, el cual incluía 
              los temas "Beautiful Girl" y "Charlatán". 
               
              En "Beautiful Girl" el sonero canta en inglés, 
              mientras que "Charlatán" fue su primer gran éxito 
              con la Panamericana.  
              Los temas "El bombón de Elena" y "Charlatán" 
              se pegaron en la radio simultáneamente.  
              Ismael Rivera se destacó por su inigualable estilo interpretativo 
              y por contar con un verbo exquisito para la improvisación 
              con un amplio sentido de la clave.  
              Hace varios años, el músico Lito Peña, refiriéndose 
              a Ismael Rivera, comentó, durante una entrevista en el programa 
              "Sábado de bohemia", conducido por Rafi Torres 
              en WKAQ Radio Reloj, que "tan pronto lo conocí me di 
              cuenta que estaba frente a una persona sumamente inteligente". 
               
              Fue el primer hijo de Margarita Rivera García y Luis Rivera 
              Esquilín.  
              El cantante tuvo cuatro hermanos: Diego, Laura, Ivelisse y Tommy. 
               
              Su madre, Doña Margó, era natural de Gurabo, y hay 
              quienes afirman que El Sonero Mayor nació en el denominado 
              "Pueblo de las Escaleras" y que cuando apenas tenía 
              meses de nacido se fue a residir a Santurce, donde cosechó 
              su vida.  
              Murió a lo 56 años de edad, al lado de su madre, Doña 
              Margó, en su residencia en la calle Calma de Villa Palmeras. 
            
              
                Ismael Rivera  
                  A la izquierda, en sus escasos días de militar.
                  Ismael Rivera  
                    En sus años de juventud. 
                    Su madre, Doña Margó, fue su mejor inspiración. 
                  Maelo fue el mejor intérprete de Tite Curet Alonso. 
                  El “Sonero Mayor” tuvo la oportunidad de cantar 
                    junto a su hijo,  
                    Ismael Rivera. 
                  Ismael Rivera debutó en 1954 como cantante profesional. 
                  Ismael Rivera mantuvo un dominio ejemplar de la clave y fue 
                    un genio  
                    de la improvisación. 
                    También se consagró como compositor. 
                  Siempre sera recordado por su grito de “ecuajei”. 
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