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Nota de salsa  

EXCLUSIVA DE AMS
Reinaldo Ojeda Cabrera: “El amor de mamá lo supera todo”
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Por Lic. Gabriel Ciccone Gabriel Ciccone

A solas con Reinaldo Ojeda Cabrera, el hombre que baila por un sueño, sueña bailando y hace soñar a millares. AMS estuvo mano a mano con un salsero que llegó al corazón de la gente, mediatizado por Ideas del Sur, en una entrevista exclusiva llena de reflexiones profundas y primicias.

La pregunta de AMS no puede faltar sobre quién le enseño a bailar y responde: “me enseñó a bailar mi hermosa madre”. Con absoluta confianza, se acomoda en su silla y abre su corazón a AMS: “tengo el carnet de discapacidad desde que nací. El cordón umbilical se enredó en mi pierna izquierda”. Es gemelo uniplacentario y su hermano nació sin complicaciones. Él relata: “nací con mi pierna muerta por falta de circulación”. A los 6 meses de vida los médicos decidieron amputarla a pesar de los intentos por recuperarla. Su mamá y su papá sufrieron un gran dolor “porque tuvieron que tomar la decisión y en ese momento la discapacidad era considerada como un castigo”; y agrega, “pero Dios sabe porque hace las cosas”.

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La entrevista se desarrolla en la semana de la discapacidad, es decir, la primera semana de Octubre 2012 en un hotel de Chacarita. “Yo he vivido muchas semanas de la discapacidad en muchas partes del mundo. En Colombia le llaman `El Día Blanco” y en los distintos departamentos colombianos son en diferentes momentos del año. Es muy habitual que a Reinaldo lo convoquen en varios eventos considerándolo un ejemplo de vida. La Fe fue un factor fundamental para salir adelante.

Reinaldo sigue contando su historia a AMS  y se enorgullece al decirnos que tiene dos hermanas mayores y su hermano gemelo. Reinaldo es el último hijo. No fue una familia sobreprotectora para dejarlo que se defienda solo de las circunstancias propias que puede vivir un niño. “Fue una costumbre estar en esta situación y a los 5 años me enviaron a la escuela como todo niño. No fue fácil porque no había salido jamás a la calle y me tocaba defenderme a las burlas de otros niños”

En su casa, la música no era ajena. Por entonces vivían en Ipiales, departamento de Nariño, a 15 minutos de la frontera con Ecuador. “Mi madre es de ahí y mi padre de Bucaramanga, capital del departamento de  Santander. Mi madre era muy conocida porque durante años cantó boleros”, doña Lupe Cabrera. “Y mi abuelito, don Carlos Cabrera, tenía una orquesta de música cubana. Curioso porque nada que ver con Cuba pero recordemos que la salsa en Colombia entra por el Pacífico”. Se sorprende y le agrada que AMS le pregunte los nombres de su madre y de su abuelo: “¡qué bonita la pregunta!; nunca me habían preguntado eso”.

De su madre, dice que es un nombre fuerte “Lupe: nombre de lucha y para sacarme a mi adelante seguro fue fuerte”. A Reinaldo, coincidencia o no, le encanta la cantante cubana “La Lupe”

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“En Diciembre, mi mamá y mi abuelo cantaban en las iglesias de Ipiales”. La iglesia a la que se refiere es nada menos que una de las maravillas del mundo: el grandioso Santuario de Nuestra Señora de las Lajas; un lugar de cuentos de hadas.

Por lo tanto, al crecer rodeado de música de pura cepa, el oído fue la puerta de entrada para la invasión de las melodías por todo el cuerpo. Indiscutiblemente, lo sigue siendo. Por supuesto, música cubana, boleros, con inclinación hacia el jazz, la consecuencia fue que en el corazón creció fuertemente la pasión por la salsa.

La historia con el baile comienza así: “a los 7 años mi madre me invitó a bailar” en una fiesta familiar y le fue enseñando este arte. “No ha sido fácil, muchas gente no creyó en mí y me cerró las puertas” No le permitían competir con bailarines con las dos piernas de nacimiento. Hasta que aceptó la condición y se decidió a ofrecer espectáculos.

La adolescencia fue una etapa muy difícil: “Yo iba a los boliches y las chicas no bailaban conmigo”; “no me veían como un chico normal”. En su etapa más dura, acudía a su madre para obtener respuestas y consuelo a lo que concluye: “el amor de mamá lo supera todo”. “Mamá tenía un sexto sentido que me permitió hacer de todo y salir adelante siempre”.

Sigue en competencia en ShowMach y piensa llegar a la final. “Ya estoy en la 9 gala y sigo adelante”, dice orgulloso.

Para alguien que le falta una pierna y vive del baile AMS supuso interesante preguntarle que considera él que es el baile, y lo define así: “hay que sentirlo. No es necesario hacer acrobacia. Hay que hacerlo bien y sentirlo” En su momento, en Colombia no dejaban que participe en certámenes porque consideraban que las figuras no eran claras y porque no hacía acrobacias. “Por eso le agradezco tanto a (Marcelo) Tinelli; porque me permitió la oportunidad participar de una competencia con 27 parejas de bailarines que se han ido eliminando; cosa que nunca me lo habían permitido”. Se pregunta a sí mismo ¿con qué compite uno mismo? Y se responde “con el pensamiento ignorante de la gente que no nos llamen como personas normales sino con una discapacidad visual (sic)”, ¿por qué visual?, “porque no se trata de una cuestión de capacidades, porque yo bailo como todo el mundo, me falta mucho por aprender, pero la capacidad está. No ha sido fácil cambiar ese pensamiento de la gente. Y pensé que nunca iba a estar en una competencia y aquí estoy”.

Empezó a bailar profesionalmente a los 18 años. Hace 7 años es su forma de vida. En el 2010 lo llaman del Canal 13 para participar del programa “El casting de la Tele” porque vieron videos suyos en Youtube. No pensó llegar tan lejos, “y pasé géneros muy raros para mi”; sin embargo en el que peor le fue a este colombiano fue nada menos que en la cumbia. Se justifica diciendo que era cumbia argentina y no colombiana la que bailaron en el programa “y no es lo mismo”. Los colombianos bailan la cumbia “como parte del folclore pero la música de aquí es bien distinto” y le fue bastante mal. Tanto que pensó que era su fin en el programa. Según su coach el mejor género fue el reggaetón aunque en su vida solo bailó menos de un minuto, antes de esa presentación.

Tomó la decisión de bailar salsa porque era lo que le gustaba. Nunca fue a aprender a bailar salsa “porque allá no se enseña en escuelas. Iba a los boliches, miraba como hacían los pasos y después volvía a casa y lo practicaba”. Luego, eso sí, participó de talleres y congresos de salsa en todo el mundo, por ejemplo EE UU y Japón. Reflexiona: “un artista no se hace en el escenario sino que tiene que hacer el sacrificio abajo para luego poder subir”. Se enfocó y se quedó con la salsa perfeccionándose aún más en Cali; obviamente, en el Barrio Obrero: “a mí me falta mucho que aprender”.

Nunca pensó en bailar como una forma de mendigar algo. De hecho, vive de bailar y se ve como un negocio. Sin embargo, aclara “ya no es el dinero el que tiene el verdadero valor sino que la gente aliente en la calle y diga que les doy fuerza para seguir” y eso lo ve como algo muy grande. Esa responsabilidad la lleva con hidalguía, a su decir, “con amor”. Y cuenta la anécdota que durante el almuerzo, “un chico se le acerca a su mesa y le cuenta que él es drogadicto, su abuela con SIDA y su madre perdida pero que él (Reinaldo) es su ejemplo a seguir”. Esto lo toma con agradecimientos porque sabe que el artista vive de los aplausos del público, él los tiene y agradece a Dios por eso. Por supuesto, lo hace feliz y sentencia que “si el hombre no vive con felicidad no tiene vida”.

Luego de una desilusión muy dolorosa en su corazón, que estuvo muy mal, llegó a la Argentina soltero y sin querer saber nada de mujeres. Pero el amor es caprichoso y en una reunión en la embajada conoce a una colombiana, cantante, participante del programa “Soñando por Cantar” y protagonista de muchos shows de la noche porteña. Su nombre es Catalina Vargas, “La Guajira”,  por quién confiesa un sentimiento oceánico en cada mirada. “Lo bonito es que no la conocí en el medio y ahora compartimos los eventos aún teniendo artes distintos”.

Como una metáfora del amor, nada parece ser lo que es hasta que no haya pasado y el recuerdo aflora en cada amanecer.

Así es Reinaldo Ojeda Cabrera, un hombre que íntegro que tuvo mucho que hacer antes de comenzar a soñar.

subirOctubre 2012


 
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